Originalmente publicado el Viernes 10 de enero de 2014 en La Nación
Janell Burley Hofmannle, una norteamericana que promueve el uso responsable, le impuso a su hijo 18 reglas a cambio del nuevo teléfono.
Janell Burley Hofmann es una escritora y madre de cinco hijos (Gregory de 13 años, Brendan 10, Ella 8, Lily 6 y Cassidy 5). Además es colaboradora de The Huffngton Post y de otros medios americanos y tiene un blog .
Fue por este último medio que Janell contó que su hijo mayor, Gregory, llevaba casi un año pidiéndole que le comprara un iPhone.
Janell reflexionó, y dado que es consciente de la responsabilidad que exige el uso de la tecnología y de los riesgos que conlleva, decidió hacerle firmar un contrato al menor para regalárselo por Navidad.
A cambio de este regalo, que según indica la madre en su blog lo merecía, le impuso un contrato con 18 cláusulas:
- Es mi teléfono. Yo lo compré. Yo lo pagué. Yo te lo presto. ¿A qué soy genial?
- Yo siempre sabré la contraseña.
- Si suena, atiende. Di «hola». Sé educado. Atiende siempre, siempre, la llamada de mamá y papá.
- Entrega el teléfono a mamá o a papá a las 7:30 de la mañana cada día de colegio y a las 9:00 de la tarde durante el fin de semana. Estará apagado toda la noche y se volverá a encender a las 7:30 de la mañana. Si no llamarías al teléfono fijo de alguien, porque pueden responder sus padres, tampoco llames o envíes mensajes al móvil. Respeta a las otras familias como nos gusta que nos respeten a nosotros.
- No te llevarás el iPhone al colegio. Conversa y habla con la gente y con tus amigos en persona. Los días de media jornada, las excursiones y las actividades extraescolares requerirán consideraciones especiales.
- Si el iPhone se cae, se golpea o se estropea, tú eres el responsable. Por tanto, asumirás los costos de la sustitución o de la reparación. Para ello ahorra dinero de tu cumpleaños o realiza otros trabajos: corta el césped, haz de canguro… Si el iPhone se rompe, tendrás que estar preparado.
- No uses el iPhone para mentir, hacer tonterías o engañar a otro ser humano. No te involucres en conversaciones que sean dañinas para los demás. Sé un buen amigo.
- No envíes mensajes, correos electrónicos o digas nada a través del iPhone que no dirías en persona.
- No envíes mensajes, correos electrónicos o digas a alguien algo que no le dirías en voz alta y en presencia de sus padres. Autocensúrate.
- Nada de pornografía. Busca en la web información que compartirías abiertamente conmigo. Si tienes alguna duda sobre algo, pregunta a una persona. Preferiblemente, a tu padre o a mí.
- Apágalo o siléncialo cuando te encuentres en lugares públicos. Especialmente en restaurantes, en el cine o mientras hablas con otra persona. No eres una persona maleducada, no dejes que el iPhone cambie eso.
- No envíes ni recibas imágenes íntimas tuyas ni de otras personas. No te rías. Algún día estarás tentado de hacerlo, a pesar de tu gran inteligencia. Es arriesgado y puede arruinar tu vida de adolescente, joven y adulto. Es siempre una mala idea. El ciberespacio es más poderoso que tú. Y es difícil hacer que algo de esa magnitud desaparezca, incluyendo una mala reputación.
- No hagas millones de fotos o vídeos. No hay necesidad de documentar todo. Vive tus experiencias. Quedarán almacenas en tu memoria para toda la eternidad.
- A veces conviene dejar el iPhone en casa. Sentite seguro de esa decisión. No es un ser vivo ni una ninguna extensión de tu cuerpo. Aprende a vivir sin él. Tienes que vencer el miedo a perderte algo que está ocurriendo y a estar siempre conectado.
- Bájate música que sea nueva o clásica o diferente de la que millones de chicos como tú escuchan, que es siempre lo mismo. Tu generación tiene un acceso a la música mayor que cualquier otra de la historia. Aprovécha ese don. Expande tus horizontes.
- De vez en cuando puedes jugar a juegos de palabras, puzzles y rompecabezas.
- Mantén tus ojos abiertos. Observa el mundo que te rodea. Mira por la ventana. Escucha a los pájaros. Date un paseo. Habla con un desconocido. Pregúntate si es necesario buscar en Google.
- Meterás la pata. Te quitaré el teléfono. Nos sentaremos y hablaremos sobre ello. Volveremos a empezar. Tú y yo siempre estamos aprendiendo. Somos un equipo. Estamos juntos en esto.
El resultado luego de un año de contrato
Janell escribió un artículo en The Huffingon Post admitiendo que el contrato funcionaba, aunque no había sido fácil. Como ella esperaba, le tuvo que retirar el teléfono y empezar de nuevo. Pero los resultados han sido positivos: ella ha aprendido, gracias a su hijo, sobre nuevas aplicaciones y redes sociales. Aunque no es lo más importante: La familia se ha convertido en usuarios responsables de la tecnología.
Janell brinda una conclusión final, que parece animar a otros familias. «La tecnología es una hermosa herramienta, emocionante, de nuestro mundo. Deja que sea divertido, que sea una herramienta social, creativa y expansiva. Gregory sabe que nunca podrá sustituir la lectura de un libro o un café con un amigo o un paseo por el bosque, pero ambas cosas puede coexistir».
Ahora es el turno de su hija, que ya le está pidiendo su iPhone a cambio del contrato. «¡Bueno, eso no lo vi venir! -dice en el post-¡Pero me lo llevo!».
Cabe señalar que Janell Burley Hofmann conduce un movimiento que pretende educar en el uso responsable de las nuevas tecnologías en la familia.
Fuente: La Nación