Las redes sociales no son sólo el lugar para coordinar esfuerzos contra gobiernos represores. Según el ex asesor en tecnología de Barack Obama, Andrew McLaughlin, son una fabulosa fuente de información para los que espían a sus ciudadanos.
Por Francisco de Zárate fdezarate@clarin.com
Las redes sociales no son sólo el lugar donde los jóvenes de Egipto y Túnez coordinaron los esfuerzos que en 2011 terminaron con décadas de presidentes impopulares. También son una fuente de información fabulosa para gobiernos represores que espían a sus ciudadanos. Al menos así es como lo ve Andrew McLaughlin (41), ex asesor de Barack Obama en tecnología y antiguo responsable del departamento de asuntos institucionales de Google.
McLaughlin habló la semana pasada con iEco, después de exponer en las conferencias de Experiencia Endeavor los objetivos de su nuevo emprendimiento, Civic Commons, una organización que fomenta la colaboración entre ciudades dentro de proyectos de software de código abierto.
– Si bien las redes sociales tuvieron un papel fundamental en las revueltas del Norte de África, también han surgido dos argumentos en su contra: sirven para espiar y para mantener entretenida a la población.
– Del Segundo argumento, ni me preocuparía.
– Según el autor del libro The Net Delusion, Evgeny Morozov, es una hipótesis más que fundamentada…
– Puede ser, pero no me llama mucho la atención. Lo primero sí creo que es importante. Los gobiernos pueden hacer tres cosas en las redes sociales: censurar, pagar a falsos comentaristas para que redirijan la conversación hacia donde les interesa, y espiar.
Si uno se fija en China, las inversiones del gobierno están en la primera categoría, censurar, y eso es errarle por completo. La censura siempre llega tarde y ya no controlan las noticias. Como se demostró con el reciente choque de trenes que sufrieron, la gente lo twiteó durante horas antes de que pudieran bloquear los tweets. Además, siempre se encuentra la forma de escribir en código para evitar el bloqueo.
Poco a poco China está invirtiendo más en la segunda categoría: crear falsos comentaristas o SockPuppets (marionetas de medias) como los llamamos en inglés. Contratan a un montón de gente para que diga cosas lindas sobre el partido comunista. No tengo claro cuán efectivo será esto a largo plazo, yo diría que no mucho ahora que las redes sociales permiten evaluar la calidad de los comentarios. Sitios como Yelp, que sirve para evaluar restaurantes, tienen un sistema de puntuaciones que le da más valor a las opiniones expresadas por personas con muchas conexiones y comentarios en diferentes restaurantes. De esa forma, los perfiles falsos que los restaurantes crean para alabar su propio negocio tienen mucho menos peso. Ese es un sistema que se va a ir extendiendo por toda la Red.
La tercera categoría, el espionaje, es a mi juicio la forma de control más efectiva para los estados y peligrosa para los activistas. China y otros países represores la han convertido en su arma principal. De vez en cuando arrestan a alguien de forma arbitraria, sólo para enviar la señal de que el activismo en las redes sociales te puede causar problemas. Una de las cosas que aún tenemos que aprender es cómo protegernos de esa labor de espionaje. Hasta ahora, se hizo muy poco en ese sentido.
-¿En qué momento la Administración Obama va a empezar a temer el creciente poder de Google?
– Los gobiernos que creen en la competencia tienen que mirar de cerca a las grandes empresas y eso es lo que está pasando ahora. Google es una empresa que quiere obtener beneficios, como cualquier otra, y por eso no creo que haya que esperar que siempre actúe por el bien público.
De cualquier forma, no veo problemas en la forma en que se está manejando Google. Conozco los algoritmos del buscador y sé que están claramente orientados a obtener el resultado más exacto. No tienen desviaciones en contra de los competidores porque sería ir en contra de los propios intereses de Google.
Lo que el gobierno sí está mirando con detenimiento es el sistema operativo Android, para determinar si Google favorece o no sus propios servicios, en contra de los de los competidores, cuando son accedidos a través de esta plataforma.
– Antes hablamos sobre riesgos de las redes sociales de los que no somos muy conscientes, ¿en qué cosas Internet aún nos va a sorprender para bien?
– Aún no nos hemos atrevido a soñar todo lo que puede significar el almacenamiento e intercambio de información en grandes cantidades, lo que en inglés se llama Big Data. Doy un ejemplo: cuando todos tengamos nuestra ficha médica digitalizada y con un buen mecanismo para proteger nuestra privacidad, los diagnósticos médicos van a mejorar de forma dramática. La pregunta mágica que podremos responder es cuál es el mejor tratamiento para cada paciente teniendo en cuenta sus condiciones, edad, sexo, presión arterial, síntomas, etc… porque podremos mirar qué fue lo que funcionó mejor para miles de personas con condiciones similares. Esto va a significar un avance enorme en disciplinas como planeamiento urbano, transportes públicos y educación.
También van a ser muy importantes los sensores que retransmiten de forma inalámbrica. No sólo el GPS que te dice dónde está el colectivo, sino los que miden el aire, la contaminación, el tránsito, los lugares donde hay más gente… Si se usan de forma responsable, protegiendo la privacidad, pueden ayudarnos a entender mejor el mundo y predecirlo.
– El debate sobre la neutralidad de la red cobró fuerza en EE.UU. con el auge de transmisoras de contenido audiovisual como Netflix, ¿las operadoras van a lograr encarecer la transmisión de algún tipo de contenidos?
– La neutralidad de la red es importante para el crecimiento económico y para el emprendedurismo. Los países tienen que hacer un esfuerzo para protegerla. Dicen que empresas como Netflix se aprovechan de recursos que no pagan pero es mentira. Netflix paga por su ancho de banda y yo, como cliente, pago por mi ancho de banda, así que no debería haber ningún problema. Si las operadoras están preocupadas es porque están integradas de forma vertical y son propietarias de canales de cable. Lo que están tratando de hacer es empeorar el servicio de Netflix para que los clientes elijan sus canales de cable.
– ¿Por qué es tan importante evitar que los operadores hagan discriminación de precios en función de los datos que se transmiten?
– Porque lo pueden convertir en una forma de tomar ventaja sobre sus competidores, y eso va a hacer que haya menos competidores, menos startups y menos innovación.
– ¿Espera un salto tecnológico que termine con la escasez de banda ancha y, por tanto, con la polémica sobre la neutralidad de la red?
– Los operadores quieren hacer dinero justificándose con la escasez. Es decir, que si el gobierno no protege la neutralidad de la red, lo que termina haciendo es permitir el siguiente razonamiento de los operadores: \’Es más rentable para mí la escasez de banda ancha que la abundancia\’. Pero por supuesto, la meta de la política gubernamental debería ser dar incentivos para la abundancia, y no para la escasez. Es decir, que sean más rentables los operadores que ofrecen más banda ancha, mejores velocidades y mayor cobertura. Y no los operadores que pretenden cobrar extra a las empresas de Internet que sólo están haciendo lo que se supone que tienen que hacer.
Fuente: iEco Clarín