Las ONG presentaron una querella contra X (desconocidos) ante el fiscal de la República con el objetivo de desentrañar el papel jugado por la NSA norteamericana y los mastodontes de Internet en el espionaje planetario con el sistema Prism.
Siempre hay algún valiente en el camino. Dos ONG con sede en Francia, la Liga de Derechos Humanos (LDH) y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), presentaron una querella contra X (desconocidos) ante el fiscal de la República con el objetivo de desentrañar el papel jugado por la NSA norteamericana y los mastodontes de Internet como Google, Yahoo!, Facebook, Microsoft, Paltalk, Skype, YouTube, AOL y Apple en el espionaje planetario que Washington orquestó mediante el sistema Prisma revelado por el ex agente de la CIA y la NSA, Edward Snowden. Aunque se supieron espiados por Estados Unidos hasta en la intimidad, los dirigentes europeos aplicaron una pomada adormecedora en torno de este escándalo. Más allá de alguna poco vehemente condena verbal, todo quedó entre aliados. La FIDH y la LDH recurrieron a la Justicia con cinco cargos en la mano: acceso fraudulento a un sistema automatizado de datos y almacenaje de los mismos, colecta de datos personales a través de un método ilícito, desleal y fraudulento, violación de la privacidad, violación del secreto de las correspondencias electrónicas, utilización de grabaciones y datos obtenidos mediante violación de la privacidad.
Michel Toubiana, abogado de la Liga de Derechos Humanos, considera que “no se puede proyectar impunemente y de manera imperial su propia legislación fuera de sus fronteras sin que haya que rendir cuentas”. El abogado Patrick Baudouin, presidente de honor de la FIDH, explicó que en este caso “estamos ante un fenómeno de una amplitud considerable: la posibilidad de controlar todas las comunicaciones a escala planetaria. O sea que tenemos un país capaz de inmiscuirse en la vida de todos los ciudadanos”. Otro de los abogados que defendió la querella, Emmanuel Daoud, aclaró las sospechas que pesan sobre Google, Yahoo!, Facebook, Paltalk, Apple o Microsoft. Esas empresas “pudieron poner a disposición del FBI y de la NSA sus servidores para que las agencias de espionaje norteamericanas penetren y puedan quedarse allí a fin de colectar y aspirar todos los datos de todos los clientes de Internet que utilizan los servicios de esas empresas”. La denuncia presentada por las dos ONG especifica que a través de los documentos secretos revelados por Snowden y publicados por el Washington Post, el diario británico The Guardian o el semanario alemán Der Spiegel, se muestra cómo “la NSA y el FBI contaban con un acceso directo a los servicios de nueve empresas norteamericanas especializadas en Internet: Microsoft (desde 2007), Yahoo! (2008), Google, Paltalk y Facebook (desde 2009), YouTube y Skype (desde 2010), AOL (2011) y Apple (2012)”. Las empresas que fueron involucradas por Snowden en el espionaje refutaron las alegaciones. Larry Page, el presidente de Google, aseguró en su blog que “nosotros no participamos en ningún programa capaz de entregarle al gobierno norteamericano –y a ningún otro gobierno– un acceso directo a nuestros servidores”. Según alegaba Page, hasta que no saltó al primer plano el escándalo del programa de espionaje Prism “nosotros no sabíamos que existía”. Marc Zuckerberg, el presidente de Facebook, dijo exactamente lo mismo. Apple, Paltalk, AOL, Microsoft, Yahoo! y Droopbox se expresaron en términos similares. Al parecer nadie sabía que los servicios de inteligencia se servían de esas empresas para espiar. Microsoft precisó que “sólo transmitía los datos cuando había una obligación legal”.
Estos argumentos son difíciles de creer. La denuncia en manos del fiscal de la República precisa que mediante el programa de espionaje Prism las agencias de información “pudieron recuperar los datos materiales conservados por los servidores de esas empresas, incluidos los historiales de búsquedas y conexiones efectuadas en la red, el contenido de los correos electrónicos, de las comunicaciones de video y audio, los archivos de fotografías, el envío de documentos, así como el contenido de las conversaciones en línea”. El abogado Emmanuel Daoud reiteró en la radio France Info las fuertes sospechas que pesan sobre las citadas empresas: “Han puesto sus servidores a disposición del FBI y la NSA para que las agencias entraran y se instalaran para recolectar todos los datos de sus clientes”. Todos son conscientes de la casi imposibilidad que existe en materia judicial de hacer frente a esos mastodontes de la industria virtual y los servicios secretos norteamericanos. El doctor Baudouin sostiene que “todos los artículos del Código Penal citados en la denuncia fueron violados. Pero somos realistas y modestamente optimistas”. La meta de la querella es múltiple, además de la denuncia en sí frente al casi mutismo de las autoridades. A este respecto, el abogado y presidente de honor de la FIDH comenta que “uno de los objetivos de esta acción es preventivo: se trata de que las cosas se muevan, de que se controle de manera más estricta la vigilancia de nuestras comunicaciones. En el curso de los últimos 20 años, Internet cambió el mundo. Hay que adaptarse. Es útil y maravilloso, pero también puede ser monstruoso cuando se ve pervertido, como es el caso actualmente”.
No hay ninguna garantía de que la querella judicial prospere. Para ello, la denuncia de las dos ONG debe conducir a una investigación formal. Esta segunda etapa, si se da, requiere que la Justicia francesa pida la colaboración judicial de Estados Unidos. Sin embargo, esta eventualidad es por demás lejana. La actitud del Ejecutivo francés ha sido de bajo perfil con Estados Unidos y de casi sanción con América latina. Cuando se descubrió el espionaje global de Estados Unidos, que incluía a sus propios aliados de la Unión Europea, París apuntó hacia otro lado: en cuanto corrió el rumor de que Edward Snowden viajaba escondido en el avión del presidente boliviano Evo Morales proveniente de Moscú, Francia fue, junto a Italia, España y Portugal, uno de los países que cerró su espacio aéreo al avión presidencial. No obstante, el doctor Daoud insiste en pensar que “las filiales francesas de los gigantes de Internet deberían ser investigadas por los jueces”. Emmanuel Daoud reveló que, entre diciembre de 2012 y enero de 2013, el FBI y la NSA, mediante la colaboración de Google, Yahoo!, Apple, Microsoft, Paltalk, Skype, Facebook, YouTube y AOL, fueron capaces de controlar o interceptar más de dos millones de comunicaciones telefónicas privadas, SMS o correos electrónicos. Para los querellantes, estamos ante un cuadro sui generis diseñado luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001. El abogado Patrick Baudouin recuerda que “cuando se trata de investigar a los ciudadanos instrumentalizando sus miedos con fines demagógicos, se terminan por atravesar todas las fronteras de nuestras democracias”. Además de la FIDH y la LDH, sólo una asociación europea compuesta esencialmente por estudiantes austríacos, Europeos contra Facebook, osó recurrir a la Justicia contra las empresas estadounidenses acusadas de pactar con los servicios secretos y entregar información privada. Muy pocos en un océano de hipocresía, cobardía y silencio.
Fuente: Pagina 12