El enfrentamiento entre el poder y la libertad individual está en la naturaleza humana y ya lo describió Víctor Hugo en Los Miserables. Qué sucede en la nebulosa virtual de la que participamos y desdibuja los límites de lo público y lo privado.
Con los recientes acontecimientos desatados por la filtración en la información de las escuchas, seguimiento y rastreo de comunicaciones electrónicas por parte de los Estados Unidos, nuevamente ha quedado en evidencia una verdad que muchos preveíamos como real. Los estados controlan la totalidad de comunicaciones.
Al seguir en estos días las noticias y derivaciones de estas acciones me ha venido a la mente la obra literaria ya histórica y clásica de Victor Hugo, «Los Miserables». Y me he preguntado a qué se debe que la pelea y eterna persecución entre Jean Valjan y el Inspector Javet continúe por décadas fascinando a los miles de sus lectores. Cómo es posible que la narración creada hace más de 100 años pueda cautivar y tener vigencia en la actualidad.
En sus varias versiones y en particular en la última, reciente y magnífica realización cinematográfica, asistimos como privilegiados espectadores a un conflicto entre sus protagonistas que ha superado los años, las culturas e idiomas. Nos presenta las preguntas: ¿Qué es lo que hay de fondo en esa persecución entre sus protagonistas que comienza en la cárcel, sigue en su huida y que en los años posteriores se mantiene indemne e incólume en el odio y la venganza originales?
¿Será tal vez porque la base de esa lucha es la eterna confrontación entre el deseo de libertad y la dignidad del ser y su deseo de control por parte del poder absoluto? ¿Será por el deseo de venganza al súbdito que logra burlar al amo? ¿Será la lucha que libra la honestidad por sobre la ventaja personal y el accionar correcto por sobre el interés efímero y transitorio? Tal vez alguno de estos temas sea el planteo de esta historia que trasciende a dos hombres y se proyecta a la humanidad por los siglos, involucrando concepciones sobre la vida, el poder y la ética.
Esta persecución tiene su correlato en la actualidad con lo que está ocurriendo con el control de Internet, sus contenidos, la libertad de expresión y el flujo de información que por ella circula. Esa persecución literaria hoy se da en un ámbito global y omnipresente, en donde el estado controla las comunicaciones y enfrenta otro valor como es la privacidad y la seguridad.
Hoy, el debate que contrapone la seguridad contra las libertades individuales está más vigente que nunca e Internet es un protagonista clave en la relación entre los gobiernos e individuos. En un mundo cambiante e inseguro, la disyuntiva es cuál de los dos valores debe prevalecer o si pueden convivir pacíficamente.
Por un lado, el deber de los gobiernos es velar por la seguridad de las personas y por el otro, el valor de proteger la privacidad y comunicaciones personales, la que incluye el acceso a imágenes, llamadas telefónicas, mail o mensajes de textos. Esto no es nuevo; el control y la seguridad han preocupado a los que gobiernan y a los gobernados, a los que hacen las leyes y los ciudadanos. A los que tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de los habitantes de un país o aquellos que ubican el valor de la privacidad por sobre otros principios.
En las actuales circunstancias sociales y de desarrollo tecnológico, el tema constituye la panacea para un debate en que el mundo entero, interconectado y global es parte. El concepto de Michel Foucault del panóptico, como un punto físico desde donde se pueden observan todos puntos, parece haberse concretado, en particular en las redes sociales.
El conflicto de estos valores no es pacífico, a veces se hieren, a veces se desprecian y otras logran congeniar sólo transitoriamente. Es por ello que en las sociedades que presentan altos grados de tensión o peligro, es decir, cuando la seguridad se ve alterada o comprometida, las libertades individuales se ven afectadas.
Como una balanza, si uno de los dos adquiere más peso el otro sufre su baja inmediata. En tiempos de alta conflictividad, el valor que resguarda las libertades individuales se ve restringido en razón del bien superior: la seguridad.
Qué dicen las leyes argentinas
Nuestra Corte Suprema de Justicia hace unos años fijó doctrina muy importante en la materia, haciendo prevalecer categóricamente la protección al derecho de la privacidad e intimidad de las personas por sobre cualquier injerencia indebida del estado que afectare los derechos individuales.
En una sociedad con más dispositivos de acceso, redes, cámaras y sistemas de vigilancia remotos, el conflicto entre la privacidad y su regulación, entre el deber público y el acceso a la vida privada, parece lejos de concluir.
Con el crecimiento, acceso masivo y estado actual de desarrollo de las denominadas redes sociales, este tema recién comienza y es fácil imaginar que con los altos grados de conectividad y participación en nuestro país en Facebook, el debate y conflicto entre estos valores en juego tomará más impulso.
Los datos o información que ingresamos entran en una nebulosa que confunde lo público con lo privado, lo mío de lo del resto y este conflicto generará más discusiones entre las fronteras de lo privado y el derecho a su resguardo o de lo público y su necesidad de utilización por parte de las autoridades. Por ello, la discusión sobre la prevalencia de uno u otro derecho sigue vigente y continuará como la fascinación por la pelea histórica entre los personajes de Los Miserables.
Fuente Clarín